El Ayuno Que Agrada A Dios


La tradición de nuestra iglesia católica, basada en fundamentos bíblicos, nos revelan que, “Buena es la oración con ayuno " (Tobías, 12-8). La oración acompañada del ayuno, es un arma poderosa en la vida del hombre de fe, y de cualquier persona que, intente agradar a Dios, cada día más, con su testimonio de vida, ya que, el ayuno nos ayuda a crecer espiritualmente, pero, sobre todo, nos hace, cada vez más sensible, a la presencia, de nuestro padre celestial. Cabe indicar que, el señor nos dice a través de sus palabras que, hay espíritu que, solo salen con ayuno y oración (Mateo 17;21).  Se llama ayuno al acto de abstenerse total o parcialmente de comer o beber, ​ a veces por un período de tiempo, y según el catecismo de la iglesia católica: Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común  de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen (#1249). Pero este, debe de hacerse, desde un corazón arrepentido, un corazón dispuesto a agradar a Dios.

Es importante indicar que, Dios a través del profeta Isaías nos dice: "Según dicen, me andan buscando día a día y se esfuerzan por conocer mis caminos, como una nación que practica la justicia y no descuida las órdenes de su Dios. Vienen a preguntarme cuáles son sus obligaciones y desean la amistad de Dios. Y se quejan: ¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos humillamos y tú no lo tomas en cuenta? Porque en los días de ayuno ustedes se dedican a sus negocios y obligan a trabajar a sus obreros. Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y golpean con maldad. No es con esta clase de ayunos que lograrán que se escuchen sus voces allá arriba. ¿Cómo debe ser el ayuno que me gusta, o el día en que el hombre se humilla? ¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza como un junco o de acostarse sobre sacos y ceniza? ¿A eso llamas ayuno y día agradable a Yahvé? ¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo. Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Tu recto obrar marchará delante de ti y la Gloria de Yahvé te seguirá por detrás. Entonces, si llamas a Yahvé, responderá. Cuando lo llames, dirá: Aquí estoy. Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu obscuridad se volverá como la claridad del mediodía." (Isaías, 58; 2-10). También, es importante indicar que, la misericordia de Dios, está por encima de su justicia, y es por ello que, el señor nos dice: Misericordia quiero, que no sacrificio (Mateo 9; 13). El señor nos pide a través de sus palabras que, debemos ser: Misericordioso como el padre (Lucas 6; 36). Este es, el ayuno que, le agrada a Dios, y que nos ayuda a crecer, en una vida de fe.

Por otro parte, cabe señalar que, el ayuno no es, para mostrarnos más santo o mejor que, el hermano, no, el ayuno debe hacerse, desde la perspectiva de un corazón contrito y humillado, ya que, el señor a través de sus santas palabras nos dice: "El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias" (Salmos, 51; 19). La humildad, ante todo, es por ello que, el señor también nos dice: “Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo, 6; 16-18). Pidamos al buen Dios la gracia de poder ofrecer un ayuno agradable a él, es decir; con un corazón arrepentido, con obras de amor y de misericordia, pero, sobre todo, una vida de obediencia, a sus santas palabras. Amén

Referencias Bibliográficas:
Biblia De Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Catecismo De La Iglesia Católica




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