En
este tiempo existe mucha confusión, con relación a la verdad que, Dios nos
revela a través de sus santas palabras. Debido esto, a tantas ideologías que, no van
de acuerdo a los principios de Dios. Por lo que, las personas cada día más,
caen en el error, de falsas ideas. A pesar de tanta información que, circula en
los distintos medios de comunicación sobre la verdad de las mismas. Desde el punto
de vista de la fe católica. Todo esto, se debe por la falta de conocimientos de
Dios, ya que, solo a través de sus santas palabras podemos tener un
discernimiento claro y veraz de la realidad de las cosas, cuando el espíritu
santo, es decir; el espíritu de verdad nos revela. Cabe indicar que, el apóstol
Juan nos dice: "Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha,
quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad
y el espíritu del error." (I Juan, 4:6). El termino espíritu
en latín spirĭtus, espíritu es
el alma racional,
el don sobrenatural que Dios concede a algunas criaturas
o la virtud que la alienta el cuerpo para
actuar. Es importante indicar que, la palabra “verdad”, central en la
filosofía, ha tenido sentidos distintos en las lenguas clásicas que fundan
nuestra tradición. En griego “verdad” es “ἀλήθεια” (aletheia): “lo que no está
oculto”, “lo que se manifiesta claramente tal y como es en su ser”. El
catecismo de la iglesia católica nos dice: "Espíritu Santo", tal es
el nombre propio de aquel que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo.
La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el Bautismo de sus
nuevos hijos (cf. Mt 28, 19), (691).
También es importante señalar que, el término "Espíritu" traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción significa soplo, aire, viento. Jesús utiliza precisamente la imagen sensible del viento para sugerir a Nicodemo la novedad transcendente del que es personalmente el Soplo de Dios, el Espíritu divino (Jn 3, 5-8). Por otra parte, cabe indicar que, Espíritu y Santo son atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas. Pero, uniendo ambos términos, la Escritura, la liturgia y el lenguaje teológico designan la persona inefable del Espíritu Santo, sin equívoco posible con los demás empleos de los términos "espíritu" y "santo", (691). "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150) nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn14, 17), (687).
Por otro lado, cabe indicar que, Jesús nos dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí", (Juan, 14: 6). Por lo que, la palabra nos dice: "Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan, 8: 31-32). Además, cabe mencionar que, el señor nos hace una gran promesa, donde nos dice: "y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes", (San Juan, 14: 16-17) … "Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes", (San Juan, 14: 20) … "En adelante el Espíritu Santo, el intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho", (San Juan, 14: 26). El señor nos dice que, el Espíritu Santo nos revelara todas las cosas. Es por ello importante, pedir discernimiento al señor. La palabra de Dios siempre nos da la luz necesaria para todo en la vida. Es el manual de vida para nosotros, y solo en ella, y en Jesús está la verdadera libertad. Pidamos al buen Dios que el espíritu de verdad nos guie siempre. Amén
También es importante señalar que, el término "Espíritu" traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción significa soplo, aire, viento. Jesús utiliza precisamente la imagen sensible del viento para sugerir a Nicodemo la novedad transcendente del que es personalmente el Soplo de Dios, el Espíritu divino (Jn 3, 5-8). Por otra parte, cabe indicar que, Espíritu y Santo son atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas. Pero, uniendo ambos términos, la Escritura, la liturgia y el lenguaje teológico designan la persona inefable del Espíritu Santo, sin equívoco posible con los demás empleos de los términos "espíritu" y "santo", (691). "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150) nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn14, 17), (687).
Por otro lado, cabe indicar que, Jesús nos dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí", (Juan, 14: 6). Por lo que, la palabra nos dice: "Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan, 8: 31-32). Además, cabe mencionar que, el señor nos hace una gran promesa, donde nos dice: "y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes", (San Juan, 14: 16-17) … "Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes", (San Juan, 14: 20) … "En adelante el Espíritu Santo, el intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho", (San Juan, 14: 26). El señor nos dice que, el Espíritu Santo nos revelara todas las cosas. Es por ello importante, pedir discernimiento al señor. La palabra de Dios siempre nos da la luz necesaria para todo en la vida. Es el manual de vida para nosotros, y solo en ella, y en Jesús está la verdadera libertad. Pidamos al buen Dios que el espíritu de verdad nos guie siempre. Amén
Referencias Bibliográficas:
Biblia De Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Catecismo De La Iglesia Católica
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