“Al Final, Mi Inmaculado Corazón Triunfará“



Es importante señalar que, la virgen María, madre de nuestro señor, juega un papel crucial, en el plan de salvación de nuestro Dios. Desde la anunciación del ángel hasta nuestros días, y talvez, muchas personas hasta de nuestra propia iglesia, la ven como alguien más, pero no es así. María es, colaboradora fiel de nuestro Dios. Desde el momento que, tuvo en su vientre, por obra y gracia del Espíritu Santo, al salvador nuestro señor Jesucristo, ya que, ella es, la nueva Eva, el Arca de la nueva alianza, es de quien se habla en el principio, en el jardín del Edén, donde Dios dice: "Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón" (Génesis, 3; 15). Cabe señalar que, Dios a través del profeta Isaías nos dice: "Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel" (Isaías, 7; 14). El catecismo de la iglesia católica nos dice que, el papel de María con relación a la Iglesia es, inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57), (964). "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte" (LG 59; cf. Pío XII, Const. apo. Munificentissimus Deus, 1 noviembre 1950: DS 3903), (966).

También, es importante indicar que, parte del papel de nuestra señora, son las diferentes apariciones, en distintos, lugares del mundo, donde es venerada bajo diferentes advocaciones. Es por ello que, este 13 de mayo la Iglesia recuerda un año más de la primera de las apariciones de la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, ocurridas en Cova da Iria (Portugal), en 1917. Cabe señalar que, el Cardenal Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), señala que, la clave de la aparición de Fátima es su llamado al arrepentimiento y a la conversión. Por otra parte, es importante indicar que, la Madre Adela Galindo nos dice: La Virgen Santísima nos habla en Fátima de una batalla que se libra en estos tiempos que incluye la perdida generalizada de la fe, perdida de muchas almas, guerras, destrucción, pero después de todo la peor guerra es la de la perdida de la fe, pues el Señor nos dice: “no tengan miedo a los que matan el cuerpo, sino a los que matan el alma”. La peor muerte es la del alma que pierde la fe, se aleja de Dios, de su amor y sus mandatos, se hunde en una vida de pecado, corriendo el riesgo de la condenación eterna, o sea de la muerte eterna. La Virgen Santísima en esta gran batalla que libramos hoy, batalla a la que, San Juan Pablo II, le denomina la cultura de la muerte, que no solo incluye la destrucción de la vida humana, sino también la destrucción del alma, nos ofrece su corazón como refugio seguro, pero a la vez, nos indica que en estos tiempos en particular, Dios ha querido que el triunfo sea adquirido por Ella: “dile a todo el mundo, que grandes gracias vienen a través del Corazón Inmaculado de María” y “que Dios ha confiado al Inmaculado Corazón, la paz y la conversión del mundo”, (Beata Jacinta). Por otro lado, cabe señalar que, cuando Lucia, pregunta a Jesús, porque la conversión de Rusia será fruto de la Consagración de esta al Inmaculado Corazón, el Señor respondió: Porque quiero que se vea claro que ese triunfo es del Inmaculado Corazón de María y así se extienda el culto y la devoción al Inmaculado Corazón junto a la devoción a Mi Sagrado Corazón".

Además, es importante indicar que, la palabra nos dice: “una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza... Apareció otra señal: un dragón rojo… quiere devorar a su Hijo en cuanto naciera... Y la mujer huyo al desierto... El dragón persiguió a la mujer, pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto... Entonces despechado contra la mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”, (Apocalipsis 12).  Cabe señalar que, la virgen María en sus mensajes nos dice: Ahora estáis viviendo los momentos en que el Dragón rojo, a saber, el ateísmo marxista, se ha propagado por todo el mundo y hace estragos cada vez mayores entre las almas. Logra verdaderamente seducir y precipitar un tercio de las estrellas del cielo. Estas estrellas, en el firmamento de la Iglesia, son los Pastores: sois vosotros, pobres hijos míos Sacerdotes. Ésta es, pues, la hora de recurrir al gran remedio, que el Padre os ofrece, para resistir a las seducciones del Maligno y para oponeros a la verdadera apostasía que cada vez se extiende más entre mis pobres hijos. “Contemplad el momento inefable de la Anunciación cuando el Arcángel Gabriel, enviado por Dios, recibe mi “sí” para realizar el eterno designio de Redención, y el gran misterio de la Encarnación del Verbo en mi seno virginal, y comprenderéis entonces por qué os pido consagraros a mi Corazón Inmaculado. Sí, Yo misma he manifestado mi voluntad en Fátima, cuando me aparecí en 1917. En estos años la he pedido insistentemente, a través del mensaje confiado a mi Movimiento Sacerdotal. Hoy pido de nuevo a todos, la consagración a mi Corazón Inmaculado. A quien se consagra a mi Corazón Inmaculado, vuelvo a prometerle la Salvación: la salvación del error en este mundo y la salvación eterna. La obtendréis por mi especial intervención de Madre. Así impediré que podáis caer en las seducciones de Satanás. Seréis protegidos y defendidos por Mí misma; seréis consolados y robustecidos por Mí. Pidamos a nuestra señora de Fátima la gracia de la consagración a su inmaculado corazón para cada uno de nosotros y para nuestra familia, si aún no la hemos recibido, y para el mundo entero.  Amén

Referencias Bibliográficas:

Biblia De Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Catecismo de la iglesia católica
ACIPRENSA, artículo: Tercer Secreto De Fátima
Artículo de la madre Angelica Galindo, Al Final Mi Corazón Inmaculado Triunfara


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