¿Sabes De Que Se Disfraza La Envidia?



Es importante indicar que, por la envidia de Lucifer de querer ser Dios, y por ende ser como él. Esto trajo consigo graves consecuencias, tanto para él, como para todos aquellos ángeles que, se unieron a él, para revelarse contra Dios, (Isaías 14;12-14). La caída de Lucifer o el gran Lucero, también conocido como Satanás, el Diablo o la gran serpiente. Es producto de la envidia o celo que tuvo aquel ángel, de querer ser como Dios. El termino envidia tiene su origen etimológico del latín invidĭa, la envidia es el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece. Se trata, por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición, sino que desea que al otro le vaya peor). Cabe indicar que, el catecismo de la iglesia católica nos dice que: La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea en forma indebida. Cuando desea al prójimo un mal grave es un pecado mortal: San Agustín veía en la envidia el “pecado diabólico por excelencia” (De disciplina christiana, 7, 7). “De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad” (San Gregorio Magno, Moralia in Job, 31, 45), (2539). La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia, (2540). 

También, cabe indicar que, la historia de Isaac el hijo de Abraham nos muestra, lo que es capaz de hacer el ser humano que, siente envidia, donde la palabra nos dice que: ´´Yavé lo bendijo de manera que se fue enriqueciendo día a día hasta que el hombre llegó a ser muy rico. Tenía rebaños de ovejas, rebaños de vacas y numerosos criados, por lo que los filisteos empezaron a mirarlo con envidia. Los filisteos taparon todos los pozos que habían cavado los servidores de su padre, en tiempos de Abrahán, y los llenaron de tierra. Entonces Abimelec dijo a Isaac: Márchate de aquí, pues ahora eres más poderoso que nosotros. Isaac partió de allí y acampó en el valle de Guerar, en donde se quedó. Isaac volvió a abrir los pozos que habían sido cavados en tiempos de su padre Abrahán, y que habían tapado los filisteos después de la muerte de Abrahán, y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre. Después los hombres de Isaac hicieron excavaciones en el valle y dieron con una capa de agua. Pero los pastores de Guerar riñeron con los pastores de Isaac diciendo que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Esec, ya que se habían peleado por él. Excavaron otro pozo, pero también hubo peleas, por lo que lo llamó Sitna." (Génesis, 26; 1-21). Las personas envidiosas siempre están pendientes de lo que haces, y de lo que logras, Pero eso no se queda ahí, ya que, en muchos casos, intentan destruir a la otra persona, hasta el punto de valerse de cualquier artimaña para lograr eliminarla o destruirla, y en el peor de los casos hasta matarla. Es importante indicar que, la envidia se disfraza de: chismes, criticas, difamaciones, ofensas, agresiones, rechazos, rivalidades y hasta venganzas, todo esto sin justificación alguna. Este tipo de personas no tienen identidad en Cristo, pero menos propósito, ya que, cuando usted sabe quién es, en Dios, y sabe su propósito en la vida, no tiene la necesidad, de sentir celo o envidia, porque sabe quién es, sabe que tiene lo necesario, y si le falta algo, sabe que tiene todo el potencial para conseguirlo, porque esta consciente de la bendición de Dios en su vida, de la gracia, y de su misericordia para con usted.

Por otro parte, cabe indicar que, la santa palabra nos dice: "Si miro todo el trabajo que los hombres se dan, toda la carrera tras el éxito, eso no es más que envidia del uno para el otro. ¡Todo eso es insensato, se corre tras el viento! (Eclesiastés (Qohelet) 4, 4)." La mayoría de las personas viven haciendo cosas, por competencia, por sentirse mejor o superior que los demás, eso solo es, egocentrismo, y al final, solo queda un inmenso vacío en su corazón. Cabe señalar que, “La paz del corazón fomenta la salud, pero la envidia corroe los huesos. (Proverbios 14, 30)," cuantas personas con un corazón enfermo. Por otro lado, la palabra también nos dice que: "La envidia del diablo introdujo la muerte en el mundo, y la experimentan los que toman su partido. (Sabiduría 2, 24)". Debemos tener cuidado, con las personas envidiosas, ya que, la misma palabra nos dice: "No consultes al que no confía en ti, oculta tus intenciones a los que te tienen envidia. (Sirácides (Eclesiástico) 37, 10)." Las personas envidiosas son extremadamente peligrosas. El envidioso es capaz hasta de matar, así es, y San Mateo nos dice: "Porque sabía que le habían entregado a Jesús por envidia, (San Mateo 27, 18). Además, es importante señalar que, el apóstol Santiago nos recuerda:  "Y donde hay envidia y ambición habrá también inestabilidad y muchas cosas malas, (Carta de Santiago 3, 16)." Por lo que, el apóstol Pedro nos aconseja, diciéndonos: "Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes. (1º Carta de Pedro 2, 1)." Es importante, indicar que, en cambio, el amor según el apóstol Pablo nos dice: "Es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso; no es grosero ni egoísta, no se irrita, no toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia; se alegra de la verdad." (I Corintios, 13; 4-6). Hermanos recuerden siempre que, no hay nada más perfecto que el amor. Pidamos al buen Dios la gracia del amor verdadero para que podamos vivir como hermanos, con un corazón sincero para con Dios y el prójimo, lejos de la envidia y el egoísmo.  Amén

Referencias Bibliográficas:

Biblia De Jerusalén
Santa Biblia
Biblia Latinoamericana 
Catecismo De La Iglesia Católica

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