
Por otra parte, es importante indicar que, la misericordia y el pecado según el catecismo de nuestra iglesia, nos dice que el Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia de Dios con los pecadores (cf. Lc 15). El ángel anuncia a José: “Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). Y en la institución de la Eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice: “Esta es mi sangre de la alianza, que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados” (Mt 26, 28), (#1846). Cabe señalar que, en el siglo xx Jesús visita a Santa Faustina y les muestra su corazón traspasado del que emanan rayos de luz blanca (el agua del bautismo) y roja (su sangre) Jesús le dijo: “Pinta una imagen de acuerdo a esta visión, con las palabras «Jesús, en Ti confío»”. (Diario, #47), y le encomienda la misión de dar a conocer su misericordia a todos los hombres.
Por otro lado, cabe señalar que, la misericordia de Dios siempre está con nosotros, donde la palabra nos dice: “Alaben al Señor porque es bueno. Porque es eterna su misericordia" (1 Crónicas 16;34). También, la palabra nos recuerda que, “El amor de Yahvé no se ha acabado, ni se han agotado sus misericordias; se renuevan cada mañana. Sí, tu fidelidad es grande” (Lamentación 3;22-23). Es importante señalar que, aunque la situación que, este enfrentando, sea difícil, la misericordia de Dios siempre está con nosotros, porque él, es fiel a su palabra. y “Su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen" (Lucas 1; 50). Además, cabe indicar que, en el diario de santa Faustina, el señor le dice: “Te envío a toda la humanidad con mi misericordia”, (Diario, 1588), “La humanidad no encontrará la paz hasta que no se vuelva con confianza a mi Divina Misericordia”. (Diario, 300) “Las llamas de mi compasión me consumen, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres”. (Diario, #1190) “Mi Corazón desborda con gran misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores. Si solo pudieran entender que yo soy el mejor de los Padres para ellos y que para ellos es que la Sangre y el Agua fluyeron de Mi Corazón como de una fuente llena de misericordia”. (Diario 367). Pidamos al buen Dios la gracia de confiar siempre en su misericordia, y de poder ser misericordioso, como él, nos los pide, “Misericordioso como el padre” (Lucas 6; 36). Amén
Biblia
de Jerusalén
Catecismo de la Iglesia Católica
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