El Verbo Amar


Cada vez más, se confunde, amar con un sentimiento, cuando amar es, algo más que un sentimiento, amar es, una decisión. Es importante indicar que, según San Juan Pablo II nos dice: El amor, lejos de reducirse al sentimiento, se hace realidad «siguiendo los caminos» de Dios, «cumpliendo sus mandamientos, preceptos y normas» (Dt 30, 16). Ésta es la condición para tener «vida y felicidad». Cabe indicar que, cada día más, vemos más personas triste y vacía, como que, ya nada tiene sentido, en sus vidas, porque tienen un pensamiento erróneo del amor. Es por ello que, cada vez más, se hace más difícil mantener cualquier tipo de relación, especialmente la conyugal, es decir; matrimonial, por falta de la capacidad de amar. El termino amor en griego Ágape (en griego: ἀγάπη) es el término para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el que el amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado. Según el catecismo de la iglesia católica nos dice: Dios que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,2), que es Amor (cf 1 Jn 4,8.16). Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador (cf Gn 1,31). Y este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación, (Gn 1,28), (1604).

También, es importante indicar que, el apóstol San Pablo nos da una definición clara de lo que, es el amor, y nos dice: "Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, el saber más elevado, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado... Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor", (1Carta a los Corintios13; 1-13). Cabe indicar que, solo el amor les da valor a las cosas, ya que, si nuestras obras no tienen el sello del amor, sirven muy de poco a los ojos de Dios y de los hombres, y esto se aplica en todos los casos. Por otra parte, cabe indicar que, amar exige sacrificios, y entrega incondicional, ya que, el mismo, no depende de corresponder a un sentimiento, sino, más bien, requiere voluntad. Por lo que, amar no es, un sentimiento, es una elección y, por ende, una decisión. Amar es un verbo y, por ende, es una acción.

Por otro lado, es importante señalar que, el amor crece con el día a día, y según San Juan Pablo II nos dice: Por muy vivo que sea el amor que nace entre dos seres, está llamado a crecer, a madurar, a hacerse más profundo. De ahí que pueda ser de utilidad distinguir en él lo que podríamos llamar sus diferentes «estadios» o las etapas de su crecimiento. No es que se pueda detectar con claridad el momento en que se pasa de un estadio al otro: la vivencia concreta es bastante más compleja que las distinciones conceptuales. Con todo, estas últimas nos permitirán a pesar de todo situarnos y medir en su caso el camino que nos queda por hacer para llegar a una madurez suficiente del amor que nos permita comprometernos con toda libertad en el matrimonio. Es importante señalar que, según San Agustín nos dice: Como el amor crece dentro de ti, la belleza crece. Porque el amor es la belleza del alma. Además, es importante indicar que, la fuerza del amor lo vence todo, lo puede todo. Pidamos al padre de amor y misericordia la gracia de amar a nuestra pareja, al hermano, que no nos dejemos guiar por un sentimentalismo, que podamos vivir el don del amor, desde lo cotidiano y ordinario de nuestras vidas. Amén

Referencias Bibliográficas:

Biblia De Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Catecismo De La Iglesia Católica
Libro: El Amor En La Familia, San Juan Pablo II









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