
También, es importante indicar que, el apóstol San Pablo nos da una definición clara de lo que, es el amor, y nos dice: "Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, el saber más elevado, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado... Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor", (1Carta a los Corintios13; 1-13). Cabe indicar que, solo el amor les da valor a las cosas, ya que, si nuestras obras no tienen el sello del amor, sirven muy de poco a los ojos de Dios y de los hombres, y esto se aplica en todos los casos. Por otra parte, cabe indicar que, amar exige sacrificios, y entrega incondicional, ya que, el mismo, no depende de corresponder a un sentimiento, sino, más bien, requiere voluntad. Por lo que, amar no es, un sentimiento, es una elección y, por ende, una decisión. Amar es un verbo y, por ende, es una acción.
Por otro lado, es importante señalar que, el amor crece con el día a día, y según San Juan Pablo II nos dice: Por muy vivo que sea el amor que nace entre dos seres, está llamado a crecer, a madurar, a hacerse más profundo. De ahí que pueda ser de utilidad distinguir en él lo que podríamos llamar sus diferentes «estadios» o las etapas de su crecimiento. No es que se pueda detectar con claridad el momento en que se pasa de un estadio al otro: la vivencia concreta es bastante más compleja que las distinciones conceptuales. Con todo, estas últimas nos permitirán a pesar de todo situarnos y medir en su caso el camino que nos queda por hacer para llegar a una madurez suficiente del amor que nos permita comprometernos con toda libertad en el matrimonio. Es importante señalar que, según San Agustín nos dice: Como el amor crece dentro de ti, la belleza crece. Porque el amor es la belleza del alma. Además, es importante indicar que, la fuerza del amor lo vence todo, lo puede todo. Pidamos al padre de amor y misericordia la gracia de amar a nuestra pareja, al hermano, que no nos dejemos guiar por un sentimentalismo, que podamos vivir el don del amor, desde lo cotidiano y ordinario de nuestras vidas. Amén
Referencias Bibliográficas:
Biblia De Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Catecismo De La Iglesia Católica
Libro: El Amor En La Familia, San Juan Pablo II
Libro: El Amor En La Familia, San Juan Pablo II
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