Halloween Es Una Fiesta De Adoración A Satanás, Y La Palabra De Dios Nos Dice: ´´Adoraras Al Señor Tu Dios Y A El Solo Servirás´´, (Lucas 4;8).


En los últimos tiempos se ha hecho muy popular la fiesta de Halloween, sin importar para mucho la verdadera realidad que, se esconde detrás de la misma. Es importante indicar que, según el testimonio de algunas personas que practicaron el satanismo y luego se convirtieron al cristianismo, Halloween es la más importante fiesta para los cultos demoníacos porque se inicia el nuevo año satánico y es como una especie de “cumpleaños del diablo”. Es en esta fecha que los grupos satánicos sacrifican a jóvenes y especialmente a niños porque son los preferidos de Dios. La palabra Halloween es la abreviación del inglés antiguo “All hallow’s eve” que significa “Víspera de todos los santos” y nació refiriéndose a esta gran fiesta cristiana, pero con el tiempo fue tomando un sentido poco santo y propagando imágenes o símbolos demoníacos. Es por ello, importante indicar que, esta fiesta son cultos satánicos y, por ende, son adoraciones a satanás, Dios reprenda. Por lo que, cabe indicar que, nuestra adoración debe ser solamente al único y verdadero Dios, y que según el evangelista san Lucas nos dice: ´´Adoraras Al Señor Tu Dios Y A El Solo Servirás´´, (Lucas 4;8).  Cabe indicar que, según san Pablo nos dice: un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos, (Efesios 4;6). Donde el profeta Isaías nos dice:  "Yo soy el Señor, no hay ningún otro: no existe dios fuera de mí´´, (Isaías 45;5). No hay otro Dios fuera de él.

También, es importante indicar que, la Solemnidad de Todos los Santos es el 1 de noviembre y en la Iglesia se empieza a celebrar desde la noche anterior. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada “All hallow’s eve” (víspera de todos los santos). Más adelante esta palabra se abrevió a “Halloween”. Ya en el siglo VI A.C., los celtas del norte de Europa celebraban el fin de año con la fiesta de “Samhein” (o La Samon), festividad del sol que se iniciaba la noche del 31 de octubre y que marcaba el fin del verano y de las cosechas. Ellos creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los difuntos retornar a la tierra, fomentando un ambiente de terror. Cabe señalar que, cuando los pueblos celtas fueron cristianizados, no todos renunciaron a sus costumbres paganas. Asimismo, la coincidencia cronológica de la fiesta pagana del “Samhein” con la celebración de Todos los Santos y la de los Fieles Difuntos, al día siguiente (2 de noviembre), hizo que las creencias cristianas se mezclaran con las antiguas supersticiones de la muerte. Con la llegada de algunos irlandeses a Estados Unidos, se introdujo el Halloween, que llegó a ser parte del folklore popular del país norteamericano. Luego, incluyéndose los aportes culturales de otros migrantes, se introdujo la creencia de las brujas, fantasmas, duendes, Drácula y diversos monstruos. Más adelante esta celebración pagana se propagó a todo el mundo.

Por otro lado, el Papa Francisco, comentó en una homilía sobre las tácticas del demonio para tentar al hombre y alejarlo de Dios. “¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica”, advirtió. Lo mismo pasa con Halloween, al perder su sentido cristiano. Se comienza con golosinas, máscaras, disfraces que parecen atractivos y contagian, pero que a la larga fomentan el “Consumo del terror” y valores contrarios a la fe. Además, cabe señalar que, la columnista Alejandra Sosa Elizaga advirtió en un reciente artículo que no es coherente que un católico celebre Halloween, una fiesta que resalta “todo lo opuesto a Dios”, sino que más bien debe festejar la vida, “el amor y la paz de Dios”. Y es importante que, nos “Preguntemos: un judío, ¿consideraría divertido vestir a su niño de Hitler? Es importante indicar que, así como esto sería ilógico, lo mismo sucede con la vida espiritual. “En ‘Halloween’, disfrazamos a nuestros hijos de diablos y brujas y decoramos (es un decir) nuestras casas con calacas, calabazas de siniestra sonrisa, gatos negros, vampiros, y demás parafernalia tenebrosa”, señaló, sin considerar que en Halloween se celebra “la muerte, las tinieblas, el miedo, lo monstruoso, lo repulsivo, el diablo, todo lo opuesto a Dios”. “Nos hemos dejado engañar por la publicidad y por el comercio, que nos ha hecho creer que es divertido vestir a los niños de ‘diablitos’ y a las niñas de ‘brujitas’ y colgar en nuestras casas toda clase de artículos de horror”. Sosa recordó que el diablo “no es un personaje simpático y mucho menos un invento. Su existencia es dogma de fe de la Iglesia Católica, que afirma de él que es un ser personal espiritual, enemigo de Dios, promotor del mal, que sólo busca nuestra condenación”. Por ello, alentó a los fieles a “celebrar la vida, no la muerte; el bien, no el mal; el amor y la paz de Dios”, e imitar a los santos. ¿Entonces por qué rendirle culto a satanás? Es importante recordar aquellas palabras del señor que nos dice: Perece mi pueblo por falta de conocimiento, (Oseas 4:6).  Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine siempre, permitiéndonos conocer lo que le agrada a Dios, y lo que no le agrada.  Amén

Referencias Bibliográficas:

Biblia De Jerusalén

Biblia Latinoamericana

ACIPRENSA






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