
También
es, importante indicar que, sobre el origen de la Imagen de la Virgen de la
Altagracia existen diversas versiones, pero todas ellas se basan en milagros semejantes.
Una de ellas cuenta que un colonizador vivía con su familia en una de las
islas, y que acostumbraba hacer viajes para vender su ganado. En una ocasión
cada una de sus dos hijas le hizo un encargo; la mayor le pidió vestidos,
cintas y encajes, mientras que la menor, que era más inclinada hacia las
prácticas religiosas, le pidió una imagen de la Virgen de Altagracia. El hombre
se sorprendió, pues nunca había escuchado tal advocación, pero ella le aseguró
que la encontraría. Al término del viaje, y ya de regreso, el hombre pernoctó
en casa de un viejo amigo, y le comentó mientras cenaban cuán desilusionado
estaba porque sólo había podido conseguir lo que la hija mayor le había pedido,
a pesar de haber buscado insistentemente la imagen de la Virgen de Altagracia,
la cual parecía no existir. Al oír aquel comentario, un anciano que había
pedido pasar la noche en la misma casa, y que estaba sentado en un rincón, se
levantó y le dijo que sí existía la Virgen de Altagracia y que él llevaba su
imagen.
Por otra
parte, es importante indicar que, la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia
representa la escena del nacimiento de Jesús en un pesebre, destacándose en
dicha presentación la maternidad de la Virgen, a quien le rodea doce estrellas,
en representación de las tribus de Israel y de los 12 apóstoles. En el cuadro
se muestra la estrella de belén, la cual simboliza el cielo, así como dos rayos
que se extiende hasta el pesebre. Cabe señalar que, en el siglo XX, Nuestra
Señora de la Altagracia fue coronada dos veces: por el papa Pío XI y
por el papa Juan Pablo II. Su primera coronación fue el 15 de agosto de
1922, cuando el pontífice Pío XI se encontraba en la República Dominicana. En
1924 el Congreso decretó la celebración de Nuestra Señora de la Altagracia como
fiesta nacional el día 31 de enero. El 31 de octubre de 1927, el papa Pío
XI la declaró festividad de la Iglesia, a través de un breve
apostólico. Durante la primera visita del papa Juan Pablo II el 25 de enero de
1979 bendijo el Santuario de la Altagracia (hoy Basílica de
Higüey) y el 12 de octubre de 1992 en su segunda visita al país, Juan Pablo II
coronó personalmente a la imagen de la Virgen de la Altagracia con una diadema
de plata sobredorada. Pidamos a nuestra madre celestial bajo la advocación de
la Altagracia que, interceda para que las personas abran su corazón a Dios, y
pidamos también por la paz del mundo. Amén.
Referencias
Bibliográficas:
Biblia
Latinoamericana
Hablemosdereligion.com
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